Cuando acababaron las clases, a la salida, estuve hablando y riendo de bobadas con una amiga sobre lo que habíamos hecho durante el día. Fue extraño... El tiempo se me hizo muy corto, demasiado. Después de media hora, nos separamos y a pesar de que sabía que era tarde, me pareció extraño que no hubiese nadie por la calle. La gente siempre pasa por ahí, aunque sea en coche, pero esta vez nadie... Al fin vi a un anciano paseando tranquilamente por la acera. Cada cierto tiempo se paraba a observar el césped de los alrededores, los edificios e incluso las musarañas... Seguí su mirada al cielo y cuando seguí mi camino escuché el silencio. El cielo estaba de un azul precioso, después de haber estado varias semanas de tormentas y la hierba más verde todavía. Pude apreciar todos los colores que nunca antes me había imaginado en la vida. Cada brisa lleva un color, incluso cada persona tiene su propio color.
Algo curioso, después de estar unas semanas bastante perdida e indecisa... parece que la vida quiere que esté feliz aunque no encuentro la razón...
SAMANTHA
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